“Hundirse en la tierra y su pasado, para volver sobre la situación actual”.

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La editorial tiene por objeto la difusión y producción de trabajos de autores políticos muertos y vivos que permitan contribuir a la elucidación de la época presente atendiéndose a los procesos hondos que la atraviesan.

Durante el primer año de Katankura se han lanzado 3 obras. La primera, es: “Reflexiones sobre los principios y resultados de la revolución de 1891”. Se trata de un texto casi ignorado, firmado con el seudónimo de Arístides. Su autor es nadie menor que Alberto Edwards Vives. Es, de muchas maneras, un hallazgo, pues el trabajo hasta ahora ha sido omitido usualmente por la literatura, sin perjuicio de su importancia. Es el primer libro del egregio ensayista nacional, donde ya aparece con toda su fuerza y penetración su pensamiento político. El libro cuenta con un estudio preliminar del historiador de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y profesor de la Universidad de Valparaíso, Juan Carlos Vergara. Doble hallazgo. Porque, si se mira retrospectivamente, Edwards logra aquí, por una parte, redefinir el modo de pensar históricamente, instalando de lleno lo que será en definitiva la tradición del ensayo histórico, que inaugura el siglo XX. Por otro, evidencia cómo su escritura avanza, a partir de esta temprana obra, desde la comprensión de la coyuntura, el acontecimiento (1891), a la comprensión de la fisionomía; lo que llamará forma o tradición política en una obra madura como la Fronda Aristocrática. Considerando la progresión de sus obras, es posible reconocer una interrogación de la historicidad que va erigiendo cada vez más a la genealogía fisionómica como modo de comprensión.

El segundo libro es un ensayo de Hugo E. Herrera, titulado: “Octubre en Chile. Acontecimiento y comprensión política: hacia un republicanismo popular”. Como su nombre lo indica, nos ofrece una interpretación acerca del acontecimiento político ocurrido en nuestro país a partir del 18 de octubre pasado. Sin embargo, el libro es mucho más que eso, ya que la propuesta hermenéutica de Herrera constituye una aproximación al problema de la comprensión política que trasciende los hechos que aborda el libro y se constituye en una propuesta, más bien en un método, que sobrepasa nuestro contexto histórico actual. Lo fundamental del problema reside en la falta de capacidad comprensiva o hermenéutica que tiene nuestra elite dirigente para dar cuenta del desajuste existente entre los anhelos y pulsiones populares y la institucionalidad que conduce nuestro proceso político actual. De esta caracterización del problema, se despenden algunos conceptos que son fundamentales en la propuesta del autor, entre los que destacan, la comprensión política como arte, el pueblo y la tierra.

Pero Herrera no solo se queda en la propuesta comprensiva que puede, a su juicio, iluminar la situación y vislumbrar caminos de salida a la crisis. También, con base en su propuesta, analiza lo que podríamos llamar los paradigmas dominantes de comprensión política que operan tanto en la derecha como en la izquierda; y realiza una propuesta política hacia el futuro, que denomina “republicanismo popular”.

El tercer libro es otro ensayo de Hugo Herrea: Razón bruta revolucionaria. La propuesta política de Fernando Atria: un caso de precariedad hermenéutica. Se trata de un análisis de los textos políticos del ideólogo de la nueva izquierda, en el cual se intenta mostrar las insuficiencias hermenéuticas o comprensivas que tales textos acusan. La tesis principal de Herrera es que, dada la peculiaridad de las situaciones concretas y la singularidad de los individuos, la propuesta de Atria de dirigirse a un estadio de emancipación plena, donde la comunidad política y la común humanidad coincidan, es irrealizable e importa riesgos de opresión. Atria pretende alcanzar ese estadio de presunta plenitud por la vía de un desplazamiento del mercado de áreas enteras de la vida social y de la intensificación o purificación de una deliberación pública visual, generalizadora o racionalizante. «Pero las situaciones históricas concretas son impredecibles. El individuo, de su lado, tiene un aspecto íntimo. Lo impredecible de las situaciones y la intimidad de los individuos son resistentes a las generalizaciones racional-deliberativas, de guisa que la emancipación plena por el camino de la deliberación racional es inalcanzable, salvo en el modo de un sometimiento», agrega el autor.

La editorial publicará textos en tres colecciones: Cautiverio feliz, Schibboleth y Polemos. La primera rescatará las obras y los autores que han configurado una de las tradiciones de nuestra historia de las ideas políticas. Al trabajo de Alberto Edwards en esta línea,  Reflexiones. Sobre los principios y resultados de la revolución de 1891, se sumarán el próximo año un libro de ensayos del historiador Francisco Antonio Encina y Habitaciones obreras del político y abogado Juan Enrique Concha. La colección Schibboleth se ocupará de la traducción de obras y autores europeos y norteamericanos que forman parte de la gran familia de los «antimodernos». Y la colección Polemos reunirá a ensayistas locales que discuten hoy en el espacio público la política y sus representaciones, la contingencia y sus estereotipos, perfilando una renovada tradición de pensamiento político.

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La piedra honrada. Nadie sabe a ciencia cierta su significado. Incluso su nombre es ignoto y se la llama con el lenguaje de culturas posteriores: piedra honrada, en castellano, katankura en mapundungún. La cultura de la piedra honrada es previa a ambas lenguas y culturas. Sus fabricantes dejaron esparcidas esas señas mudas de sentido misterioso. La solidez maciza de la piedra prehistórica y el vacío circular en su centro tienen un poder revocatorio delicado y formidable. El aire y la tierra, y el pasado milenario quedan recogidos en el símbolo de una identidad frágil que se niega a desaparecer y se vuelve familiar en los campos chilenos, en cuyas casas viejas las piedras se dejan ver al lado de la chimenea o mesitas de centro. – Esa piedra, katankura, es el símbolo que se escogió para darle nombre y marca a una nueva editorial, que pretende de alguna manera hundirse en la tierra y su pasado, para volver sobre la situación actual. la editorial nace de un grupo de ensayistas, historiadores, filósofos y abogados con inquietudes culturales, que apuntan a que ella se vuelva un sitio de difusión y producción de trabajos de autores políticos muertos y vivos que permitan contribuir a la educación de la época presente atendiéndose a los procesos hondos que la atraviesan.